Comenzó como un emprendimiento familiar hace 62 años y hoy es una reconocida heladería de productos artesanales en Avellaneda.
Corría el año 1956 cuando Alvio Roeschlin y su esposa Teresita Vicentín iniciaron esta historia. Primero en sociedad con los hermanos de Alvio, luego sólo él y su mujer continuaron el proyecto. “Los comienzos no fueron fáciles”, comentó Marcos Roeschlin, quien junto con su hermana Mónica mantienen el negocio que heredaron de sus padres.